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Lo que al principio era error, ahora es acierto

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Recuerdo perfectamente cuando hace dos años iba a empezar la universidad... Y recuerdo perfectamente también que no tenía claro qué carrera escoger. Me planteé estudiar Astrofísica, Derecho, Ingeniería Informática, Arquitectura, Psicología, y unas cuantas más... Dudé mucho de qué carrera elegir puesto que no tenía una vocación clara como muchos de mis compañeros. Tuve que barajar pros y contras de cada una de estas carreras, y finalmente, me decanté por la Ingeniería Informática.

Los motivos que me llevaron a elegir esa carrera fueron que era una de las pocas titulaciones que comenzaban con el Plan de Bolonia (y no quería empezar a estudiar en el Plan Antiguo para luego tener que cambiarme a este nuevo plan de estudios), que era una carrera con muchas salidas laborales y un buen porvenir. De todas formas, mi felicidad por la decisión no duró mucho.

Pasé más de un año y medio frustrada con la carrera (todo primero y parte de segundo año), había aprobado todas bien, pero no me encontraba motivada para seguir, no me atraía, me parecía inmensamente aburrido y no me veía dedicándome a ello...

Hasta que sucedió algo que me hizo cambiar mi punto de vista: Cuando estábamos acabando segundo, nos presentaron las especialidades de nuestra titulación. Son tres especialidades, y ¡sorpresa! una de ellas me atría más que cualquier otra cosa que se me hubiera imaginado antes. Por suerte, la especialidad comienza en tercer año (por lo que este curso que está a punto de comenzar tendré asignaturas troncales y asignaturas de especialidad), y dura hasta la finalización de la carrera.

No os imagináis lo feliz que me hizo encontrar algo que por fin me llenase, que me motivase, que me diera fuerzas para seguir. Ahora, cuando empiecen las clases, puedo pensar de dos maneras distintas: o aburrirme con las asignaturas comunes (es decir, troncales), o sacarle provecho a las asignaturas de especialidad. Tengo claro que elegiré la segunda. Por primera vez desde que estoy en esta carrera, me siento realmente ilusionada.

Con todo esto, y como conclusión, os quiero decir a todos que encontraréis dificultades y muchas veces querréis abandonar (yo me lo planteé a pesar de aprobar), pero si continuáis con aquello que os propusisteis al empezar vuestros estudios, entonces lo conseguiréis. Por ello, os animo a seguir, a empezar, y a alentaros a que luchéis por aquello que os atraiga, tal vez os pase como a mí y no tengáis una vocación definida. Pero si elegís algo porque os atrae un poco aunque no sea demasiado, puede que luego os llevéis una grata sorpresa como la que me iluminó a mí, y encontrar una verdadera ilusión en ello. Recordad: Los comienzos siempre son difíciles.