"Ideas de inodoro" y de por qué no conviene perderlas
(Copipegado de mi bitácora personal)
Lejos de mi intención venir aquí un domingo de madrugada a soltar mi discurso habitual, aprovecho una pequeña inspiración (un post en el que alaban http://www.macram.es/n/wp-content/plugins/sem-external-links/external.png); background-attachment: initial; background-origin: initial; background-clip: initial; background-color: initial; color: #004488; background-position: 100% 50%; background-repeat: no-repeat no-repeat; border: 0px initial initial;" href="http://infa.me/diario-de-trabajo/" target="_blank">las ventajas de mantener un diario de trabajo) para tirar del hilo de una idea que lleva rondando unos años mi cabeza. Os cuento la historia de lo que llamo “ideas de inodoro” o, si preferimos algo más coloquial, las ideas que se nos ocurren en los momentos más inesperados, como cuando estamos sentados en nuestro trono particular, o a mitad de viaje de autobús, o justo antes de dormir.
Hace unos años uno de mis profesores, concretamente uno con el que aún cruzo correos de vez en cuando, me comentó que Edison llevaba siempre encima una libreta, para poder tomar buena nota de la idea que se nos ocurre en el lugar más inesperado. Por aquel entonces no tenía ideas, y las que tenía no merecían la pena (ya con 14 años lo sabía). Pero de un tiempo a esta parte se me ocurren, por ejemplo, soluciones ingeniosas a ejercicios de clase, cosas que puedo desarrollar, temas para escribir en este blog o en Genbeta… De hecho este post está en una de esas listas (concretamente en una libreta que parece que he perdido, pero eso es otro tema).
¿Por qué tomar nota de esas ideas?A grandes rasgos porque, como podéis imaginar, son ideas que en el momento de pensar en ellas me gustaría desarrollar, o al menos pensar y pensar hasta darme cuenta de que es inviable. De hecho tengo por ahí tres o cuatro documentos (convenientemente protegidos: no me gustaría que me pisaran ;) ) de varios folios cada uno con posibilidades de proyectos que me gustaría llevar a cabo, con muchas horas invertidas en ver las posibles variables, en ver la forma en la que podría llevarlo a cabo, en pensar lo que necesitaría para ello. Hoy no recordaría ninguna de esas ideas de no ser por haber anotado al menos el germen, para desarrollarlo esa noche en casa tranquilamente. Ni siquiera recordaría escribir este artículo de no haber anotado hace unas semanas un pequeño boceto para indicarme cómo abordar el tema.
De hecho, y a la vista de que cada uno de nosotros es un genio en potencia, me gustaría recomendar a cada uno de los lectores de esta humilde bitácora llevar siempre encima algo para tomar nota de posibles ideas. No tiene por qué ser una libreta y un bolígrafo (si bien sería ideal por si tenemos que hacer diagramas o bocetos y no disponemos de otro medio para hacerlo): nuestro teléfono móvil puede servir.
De hecho lo ideal sería, desde mi punto de vista, un smartphone tipo http://www.macram.es/n/wp-content/plugins/sem-external-links/external.png); background-attachment: initial; background-origin: initial; background-clip: initial; background-color: initial; color: #004488; background-position: 100% 50%; background-repeat: no-repeat no-repeat; border: 0px initial initial;" href="http://www.samsung.com/es/microsite/galaxynote/" target="_blank">Samsung Galaxy Note o una pequeña tableta (a poder ser manejable mediante un puntero), con conexión a Internet y sincronización en la nube. OneNote o Evernote pueden servir a la perfección para estos propósitos. ¿Por qué? Porque, como dije más arriba, a mí se me ha perdido una libreta física y con ella muchas páginas de listas de tareas, de ideas que me gustaría llevar a cabo, de bocetos de algoritmos para aplicar en proyectos de programación o de simples pensamientos inconexos de los que me gusta mantener la pista. Un smartphone sincronizado con la nube, en caso de pérdida, no me priva de acceder a nuestros datos.