Caminante no hay camino
En cada ciudad que visitemos podemos encontrar un paseo singular, diferente, especial qque llena de gracia y significado a una ciudad: Un paseo que refleja la historia, antigua o actual, o toda al mismo tiempo. Un paseo por el que, como su propio nombre indica, pasear de la mano de un padre, o una madre, un amante, un nino. Un paseo para ensenar a vivir, o a recordar o a vivir experiencias.
Podemos nombrar algunos y seguro que se les reconoce facilmente porque todos hemos escuchado hablar de ellos.
El primer paseo está en la propia patria, la archifamosa y centernaria Gran Vía madrilena, residencia de teatros, cines, espectáculos, hoteles, pancartas famosas y no tan famosas, hogar de ricos y de algunos pobres y sobre todo un lugar obligatorio para una vista a la capital aunque sea breve, siemore habrá un alojamiento barato en Madrid que te devuelva a la vida.
Otro paseo patrio es el famoso catalán de La Rambla, donde se encuentra el famoso mercado de la Boquería, el teatro del Liceo, los puestos de flores, los artistas callejeros, los manifestantes, los ninos corriendo calle abajo, las excursiones, la gente rara y los que miran a la gente rara y los que no saben que son raros y miran a los demás. En fin, un popurrí de gente de todas las clases dispuestos a pasearse bajo el cielo de Barcelona.
Un poco más al norte y nos plantamos en París, en los dos kilómetros mas famosos de la France, sobre todo por su tour que los inmortaliza cada ano. La avenida de los Campos Elíseos, que nace en la plaza de la Concordia y finaliza, que no muere, en el Arco del Triunfo es recorrida cada día por millones de turistas, algunos mas aprovisionados que otros para el paseo, ya que a veces se hace interminable para algunos. Su milla de oro con tiendas de mirarás pero no tocarás, los puestos de crepes, las flores, las cámaras de fotos soltando sus flashes por todos lados, turistas escrutinando cada piedra del camino hasta llegar a su destino. Enamorados de la mano prometiendose el efímero amor eterno en la ciudad que nunca se apaga.
Y más al norte aún y más frío si cabe, en Berlín, un paseo tan temido en un tiempo como visitado ahora. La Unter den Linden, o bajo los tilos como se traduciria al espanol,. Guarda un pasado trsite cuando todos sus tilos fueron cortados y cambiados por banderas de una ideológica que no les correspondía. Pasados los anos ha recuperado su vitalidad, y bajo el cielo normalmente encapotado alemán han recuperado todo su esplendor y su armonía.
Quién no desea un día de sol ahora para poder viajar y pasearse por estos lares al menos durante unos minutos? A mi me encantaría, pero en mi caso va a tardar un tiempo en volver a salir el sol, por lo que recomiendo a los que si pueden que disfruten de estas joyas de nuestras ciudades y salgan dar un paseo.