Apenas sin darme cuenta, ya he pasado un año en la universidad. Atrás queda aquella selectividad, mis compañeros de toda la vida y los profesores con los que compartí tantísimas experiencias.
Entré en la facultad sin tener mucha idea de lo que me iba a encontrar, aunque estaba claro que todos los novatos íbamos en estas condiciones. Los nervios del primer día se fueron diluyendo conforme nos explicaban en nuestra primera asignatura cómo funcionaba esto de la universidad. Todo parecían facilidades y la forma de recibir la información variaba considerablemente, pero no era algo tan extraño como nos había hecho creer siempre.
Sin embargo, con el paso de las semanas y los meses, me di cuenta de que no me gustaba mi carrera. Pero no es el fin del mundo. Como decía una canción de Sopa de Cabra :"Mai es massa tard per tornar a començar". Y eso es lo que he hecho, empezar de nuevo, con energías renovadas y el convencimiento de que en esta ocasión he elegido bien.
Sin duda, lo mejor de la Universidad es administrar tu tiempo como quieres: elegir tu horario, vamos. Si hay algún problema y no puedes asistir a clase un día no pasa nada, rara vez te van a perguntar el por qué. Tomas los apuntes que quieres, como tú quieres (yo uso netbook) y complementas tu formación de manera autodidácta. Además de esto, la universidad ofrece múltiples servicios que deberíamos aprovechar: aprender nuevos idiomas, participar en campeonatos deportivos, convenciones, seminarios...y viajar gracias a las becas de movilidad, tanto Erasmus como Séneca. Esto es sin duda lo que más me gusta: ¡estoy deseando poder estudiar en el extranjero!
La universidad es un mundo estupendo que nos ofrece un montón de posibilidades a los estudiantes.¡Aprovechémoslas!
