Hora de entrada. Desde que comencé en la Escuela de Hostelería de Sevilla una de las cosas que me enseñaron desde el principio es que en hostelería uno sabe a que hora se pone las botas pero no sabe a que hora se las quita.
Lo primero que hago por la mañana es revisar el libro de novedades que me pasan del turno de noche, el parte del vigilante de seguridad, los informes de producción del día anterior, el listado de llegada de clientes del día, etc. Todo lo que me haga situarme en cómo hemos cerrado el día anterior y cómo comenzamos el nuevo. Reviso el correo electrónico por si hay algún mensaje urgente.
A partir de aquí el día es imprevisible. Voy aprovechando el tiempo entre llamada y llamada y reuniones con el personal para ir resolviendo temas pendientes o estudiando nuevas acciones para poner en marcha. Las mañanas son mucho mas ajetreadas porque el teléfono no para de sonar.
Estoy pendiente de las llegadas de clientes y comprobando que todos los departamentos están listos en cada uno de los servicios.
Un día a la semana tenemos una reunión conjunta con todos los jefes de departamento del Hotel y el Campo de Golf. * Sobre las tres solemos comer aquí, en el hotel. Comemos habitualmente el equipo directivo (Directora comercial, Subdirector, Interventora, Directora del golf, Green Keeper y yo) juntos en alguno de los restaurantes del resort y así aprovechamos para comentar temas que nos afecten a todas las áreas. La tarde suele ser más tranquila en cuanto a llamadas o visitas y es cuando me puedo concentrar mejor para analizar cualquier tema. * Después de revisar el buffet de la cena, si no hay nada extraño me suelo marchar a casa. Fin de la jornada, aparentemente, porque mi teléfono siempre está encendido y siempre un director está “como de guardia”.