Consejos prácticos para compartir habitación
Si tienes que compartir habitación ya sea en un piso, residencia o colegio mayor, atento a estas recomendaciones.
La mayoría de preuniversitarios que salen de casa para estudiar acaban compartiendo un espacio reducido con gente desconocida. Les toca una habitación doble en una residencia o colegio mayor, o en algunos casos en un piso compartido. Si eres como la mayoría, la idea de convivir con un extraño te estresará un poco. ¿Nos llevaremos bien? ¿Vamos a ser mejores amigos, o terminaremos como el perro y el gato? Aquí tienes unos consejos prácticos para que esta historia de convivencia tenga un final feliz.
Compartir una habitación, o un piso, con alguien que no conoces es parte de la aventura de estudiar fuera de casa. Como cualquier elemento desconocido, el futuro compañero tiene algo de misterio. En los días y semanas previas a la mudanza te preguntas cómo será, de dónde vendrá, y sobre todo… si os vais a caer bien, muy bien o de pena. Si esta incertidumbre te estresa un poquito, no te preocupes. Es normal. Pero si estás muy preocupado, te voy a contar un secreto: Da igual si os caéis bien o no.
Vais a compartir una habitación, no casaros. Tu vida no va a ser un infierno simplemente, porque tu compañero no se convierta en tu mejor amigo. Una de las mejores cosas de la Universidad es que vas a conocer a mucha gente, prácticamente todos los días, y de ellos podrás elegir quiénes quieres que sean tus amigos. Si tu compañero de primer año es uno de ellos, ¡bien, espectacular! Si no, no pasa nada. Porque lo glorioso de la convivencia es esto: dos personas responsables pueden convivir en perfecta armonía sin ser amigos.
Dicho eso, lo más probable es que tu nuevo compañero sí te caiga bien. Aún así, la convivencia requiere un esfuerzo. La buena noticia es que las bases de una buena convivencia son muy sencillas, ¡aunque no lo creerías viendo Gran Hermano o los debates del congreso!
1. Muestra respeto
Es la base de todo. Si respetas la personalidad, y las cosas de tu compañero todo lo demás será fácil. No critiques su ropa, los libros que lee, o sus amigos. Respeta su derecho a ser él mismo, y él hará lo mismo contigo. Respeta también sus cosas y su espacio. No toques sus cosas sin permiso, no dejes tus libros en su mesa… y cuando te visiten tus amigos asegura que ellos hacen lo mismo.
2. Ten en cuenta a tu compañero
Si tu compañero está enfermo y le duele la cabeza, no pongas la radio a tope. Si tiene un examen al día siguiente, no montes una fiesta en tu habitación la noche anterior. Ponte en su lugar. Cuando vas a hacer algo que le afecta, pídele permiso aunque creas que no le importa. Invítale a hacer cosas contigo y tus amigos aunque sepas que va a decir que no. Él lo apreciará. Cuando vienen amigos a la habitación, preséntales a tu compañero si no se conocen. Son cosas de sentido común, pero a veces es fácil olvidarnos de ellas. Esfuérzate en estas cosas, y construirás la base de una buena relación que contribuirá mucho a vuestra convivencia.
3. Sé honesto
¿Borraste por error todos sus MP3? ¿Comiste la última de las rosquillas que le envió su madre? Díselo, y si hace falta pide perdón. Todos somos humanos y cometemos errores. Si admites cuando te has equivocado ganarás el respeto y también la confianza de tu compañero.
4. Haz otros amigos
Si te llevas bien con tu compañero de piso, genial. Pero no hagas de él tu único amigo. Si vivís juntos, coméis juntos y salís siempre juntos de fiesta, tarde o temprano uno de los dos os vais a agobiar. Y eso no será bueno para la convivencia. Aunque seáis buenos amigos, es saludable que tengáis también amigos cada uno por su parte. Los años de universidad deben servir para explorar tus gustos, tus capacidades y tus ambiciones. Cada persona que conoces te aportará cosas distintas, ideas nuevas y puntos de vista alternativos. No te limites a un círculo reducido de amigos. Si eres tímido, es importante que hagas un esfuerzo para presentarte a gente nueva: en clase, en la cafetería, donde sea. Verás que la inmensa mayoría estarán encantados de conocerte. Ellos tampoco conocían a nadie cuando llegaron.
5. Abre tu mente
Imagina que tu compañero de cuarto pasa sus ratos libres escuchando cantos de amor de las tribus amazónicas. ¿Cuentas a todos tus amigos que estás viviendo con un chiflado? No. Como el universitario que eres, reconoces que estás ante una gran oportunidad de estrechar las buenas relaciones con tu compañero. Le preguntas cómo se interesó por los cantos, dónde consigue las grabaciones, quizás le enseñas cómo poner uno de los cantos como tono para su móvil, de paso también lo pasas a tu móvil (¡mola!). A todos nos gusta que nos pregunten por las cosas que nos importan. Y quién sabe, quizás esos gritos amazónicos terminan gustándote.
6. Cuando algo te molesta, dilo, pero con tacto
Por muy bien que os llevéis, va a haber cosas que te molesten. Quizás a tu compañero le gusta estudiar hasta tarde con la radio puesta, y a ti te gusta dormir pronto. O tal vez su montón de ropa sucia ha crecido tanto que ya no deja entrar el sol por la ventana. Si te molesta, no lo guardes dentro hasta que un día explotes. Habla con él. Pero hazlo de una forma productiva. Acusaciones, insultos y gritos sólo van a provocar una respuesta defensiva. La clave es comunicar el problema de una forma que no amenace al otro, y buscar conjuntamente una solución. Le puedes decir “Fran, me está costando dormir con la radio puesta.” Debes estar preparado para negociar. Él puede responder que no puede dormir sin la radio. Si sugieres un compromiso, demuestras que eres una persona razonable. Quizás le puedes proponer que programe la radio para que suene durante 40 minutos y luego se apague automáticamente. De la misma forma, si tu compañero propone un compromiso razonable, acéptalo. En todo caso, intenta entender el punto de vista del otro y sé respetuoso. Si los dos sois razonables, un compromiso es posible casi siempre.
Es inevitable que tu compañero de piso o de habitación sea diferente a ti en muchas formas. Estas diferencias pueden ser menores, o puede que seáis tan diferentes como la noche y el día. Tómalo como una oportunidad para aprender. Recuerda que son las diferencias las que hacen del mundo un lugar interesante. En la vida real hay muchas ocasiones en las que no podemos elegir las personas con las que tenemos que interactuar. Pero por muy diferentes que podamos parecer, siempre hay también muchas semejanzas que nos pueden unir si tenemos la voluntad de buscarlas.
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